El aire pasa y no deja su huella,
Mientras los amantes esperan su hora,
Hay un galopar de pensamientos
Y brota el calor de sus entrañas.
Son muchas las horas de espera
Para ver la misma luna del balcón,
Son senderos luminosos que dejan
Abierta la puerta del deseo.
La mañana se hace noche
Tras las cortinas cerradas,
Los besos salen como oleadas
Y las manos detectan amor
Por todas partes.
Los labios de los amantes
No solo besan, devoran cada instante,
La piel se estira y se hace frágil
Ante los enamorados.
Los ojos recobran un resplandor único
Que alumbran la oscuridad del cuarto,
La piel tibia se hace fuego
Y se devoran en los infiernos de sus deseos.
Nunca unos labios anhelaron tanto amor,
Labios que se creyeron muertos
Y solo para beber el agua,
Al contacto de su amante se deleita
Como una cantara de miel.
Las manos, que solo la entiende
Las manos del amante…sueñan…
Se distrae ante las orillas de sus brazos.
Hay un galopar de potros en las marismas,
Recorriendo los senderos jamás pisados.
La tarde cae… y la noche sigue...
¿Cuando se fue el sol?..
Preguntan algunos lirios.
El arrullo del agua
Como único testigo
Y tres grillos en la sierra
Los dejan cautivos.
El agua viene de las nieves
Con su torrente muy frío,
Mientras los amantes sueñan
En permanente desafío.
Las manos siempre juntas,
Relicario de delirios.
Son como un pentagrama
Que se entonan bajo los pinos.
Tres patos en las piedras,
Sus únicos testigos,
Mientras canta la cigarra
Por un monte de olivos.
Las manos siempre juntas,
Como el cauce y… el río…
Mientras hablan los amantes
De besos rendidos.
Y otra vez ese cuarto,
Mitad vida y mitad río
Donde sueñan los amantes...
Con un nuevo sol en el estío.
Las horas pasan volando...
Por que el reloj no ha dormido,
Y sus agujas se clavan
En el espejo del río.
Mientras los besos de amor
Aun no se han rendido.
Para mi amiga Luciernaga
Por.Carlos Valera
