El pensamiento lleva a la quietud
Mientras el alma se serena.
Es un huracán en las tinieblas,
Es un blandir de alas en espera.
Es un soñar sin sonidos
En las aristas del tiempo.
Es una visión clara
De lo que tengo y no tengo.
El alma del artista se condena
Por un solo verso perdido.
Es mirar a la luna si está llena,
En un preludio de bailes de estrellas.
Es buscar a la doncella
En la constelación herida…
Es solo soñar con ella.
Y aun así… se entrega
En los fuegos del infierno
Donde habita la condena.
La noche trae susurros
De rabias y esperas,
De paraísos inexistentes
Donde vive la quimera
Amaneció y se fue el día…
Llego el lubrican en la tarde,
Y un corazón mal herido
Al latir se ha hecho cobarde.
Se ha ido la vida…
Como el eco de un cante,
Y aun vuelan las promesas
Mientras se hiela la sangre.
Ya no hay más suspiros,
Ya no hay mas bailes,
Te vas sin darte cuenta
En los brazos del desastre.
Autor: Carlos Valera
